La Carona» o sirenas del Orinoco, son hermosas mujeres que hechizan a los marineros, que encuentran la muerte al escuchar su canto, dulce, melodioso y seductor, pero mortal.
La leyenda dice que, si les caes en gracia, la pesca será increíble ese día y te darán su bendición, pero si no, te espantarán con remolinos, estremeciendo la embarcación y haciéndote volver al lugar aterrorizado o peor, te arrastrarán a las profundidades del río Orinoco con ellas.

«La Sirena» del director Svyatoslav Podgaevskiy.
Dos pescadores fueron testigos de su encuentro con las sirenas del Orinoco, Vicente Reyes y Tortoleno.
En las aguas del río Orinoco, Vicente Reyes encontró una sirena. Reyes solía pescar en los cauces del río Caris, un lugar rico para la buena pesca y en uno de esos días de pesca se percató que entre las aguas nadaba una hermosa criatura, mitad mujer y mitad pez, la famosa «La Carona».

Pero, Vicente Reyes estaba preparado, sabía que «La Carona» ejercía su hechizo marino solamente cuando el hombre regaba en las aguas varias gotas de anís -como una ofrenda- y así lo hizo. ¿Su recompensa? La mejor pesca de su vida.
En cambio Tortoleno, no tuvo la suerte de Vicente Reyes. Tortoleno no creía en «La Carona» y un día llegó a los cauces de Soledad, en el río Caris, y no compartió con la sirena un poco de su aguardiente, lo próximo que sintió el pescador fue un jalón violento a su canoa que la hizo voltear y el terror se apoderó de él.
Tortoleno nunca más volvió a salir de pesca sin darle una ofrenda a «La Carona».